El primer combate por la Libertad: Nacimiento de una leyenda, el ELPS
por Jorge Alejandro Suárez Saponaro*
El movimiento nacionalista saharaui tiene un origen pacífico, liderado por el carismático Bassiri. Su desaparición en circunstancias hasta hoy no dilucidadas y la negativa de las autoridades coloniales de escuchar la voz del pueblo saharaui, motivó la creación del Frente Polisario un 10 de mayo de 1973, liderado por el mítico El Uali Mustafa Sayed. Al poco tiempo de su creación fuerzas del Frente Polisario lanzan su primer ataque armado el 20 de mayo de 1973 contra el puesto de Janguet Quesat.
El ejemplo de las luchas anticoloniales en África, el ejemplo del Revolución Argelina, así como el recuerdo de la revolución de Nasser en Egipto o el entonces joven coronel Gaddafi en Libia, eran fuentes de inspiración para los jóvenes nacionalistas saharauis. La vía pacífica estaba agotada, el trágico destino de Bassiri, la posibilidad cierta de caer en manos del rey de Marruecos, llevó a los saharauis a optar por una salida radical como habían optado millares de hermanos africanos: tomar las armas.
A diferencia de otros grupos, el Frente Polisario no tuvo el apoyo de una superpotencia, que los apoyos vinieron de la solidaridad de las revoluciones argelina y libia. Esto permitió contar con cierto apoyo político a la lucha que se avecinaba. El Frente Polisario será consecuencia del esfuerzo de los militantes que lo integraban. Una demografía escasa, apoyos políticos limitados, recursos escasos eran indicios que el nuevo movimiento nacionalista naufragaría y seria una simple anécdota. La determinación de sus hombres y una sociedad que los apoyará sin fisuras, permitirá que el Frente sobrevivir a la “Nakba” o Catástrofe que sufrieron los saharauis con la firma de los siniestros Acuerdos de Madrid.
Mientras que España se niega a abandonar su posesión colonial, haciendo oídos sordos a las resoluciones de las Naciones Unidas y a la voluntad del pueblo saharaui. En esos días la Cuestión del Sahara llevó al gobierno presidido por el almirante Carrero Blanco a una crisis. Las diferencias entre quienes defendían la tesis integracionista, que el Sahara siga siendo una provincia española y aquellos, liderados por el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella, que abogaban por un referéndum y crear un Estado saharaui amigo. Quedaba seguramente en la memoria la descolonización de Guinea Ecuatorial, estado sobre el cual España no pudo mantener influencia alguna. Finalmente en 1969 la tesis integracionista se impone y Castiella es reemplazado por López Bravo. Este error político, será explotado por Marruecos que mantiene una presión constante en el plano diplomático. A ello se une la evacuación de Sidi Ifni, de gran valor estratégico para la defensa de las Islas Canarias.
La presión marroquí va dirigida en dos direcciones: el Sahara Occidental y las ciudades de Ceuta y Melilla. A ello se agrega un nuevo actor en esta tragedia: Mauritania que también reivindica el Sahara Occidental. La diplomacia marroquí, dejará de lado la oposición que tenia Marruecos desde 1960 a la existencia de Mauritania, que lo reclamaba como territorio propio, para transformarse en aliado del régimen de Uld Daddah en el reclamo sobre el Sahara. El futuro de los saharauis ahora es incierto. No obstante ello, los saharauis por medios pacíficos hacen saber a las autoridades hispanas cual era su voluntad. Ya en 1970 en El Aaiún hubo protestas de la población saharaui contra las intenciones del rey Hassan II de Marruecos sobre el entonces Sahara Español.
Estas protestas dejan en claro dos cosas, el pueblo saharaui no quería ser parte de Marruecos y que la idea de unidad nacional cobraba fuerza. Las viejas divisiones tribales quedaban de lado. Curiosamente, a pesar de los esfuerzos de mantener dichas divisiones por parte de la potencia colonial por medio del sistema de representación en la Yemaá, los cambios sociales derivados de la urbanización y el desarrollo económico, impactaran profundamente en el pueblo saharaui.
Los sucesos del barrio de Jatarrambla, que termina con la desaparición de Bassiri, en el marco de una dura represión de las autoridades españolas contra el naciente movimiento nacionalista, tendrán sus consecuencias en el plano político. Los intentos de tener algún tipo de diálogo con la potencia colonial están cerrados. La opción es seguir el camino del grueso de los movimientos anticoloniales: la lucha armada.
Las autoridades coloniales españolas no tuvieron tacto político en su momento para captar al movimiento nacionalista de Bassiri, que denunciaba la corrupción de los chuij y reclamaba mayor autonomía del Sahara, así como recriminaba la incapacidad española para defender los territorios saharauis, especialmente con la cesión a Marruecos de Cabo Juby, territorio saharaui desde tiempos inmemoriales, sobre los cuales Rabat nunca tuvo derechos.
Las graves circunstancias llevan a los nacionalistas saharauis a crear el Frente Polisario y constituir la vanguardia del movimiento independentista. La primera acción armada se realizará contra el puesto policial de Janguet Quesat, ubicado a cinco kilómetros de la frontera con Marruecos. Este puesto era responsable del control de los grupos nómadas que surcaban el territorio saharaui. El ataque fue liderado por Brahim Ghali, secretario del Frente Polisario. La acción fue un hecho incruento, no hubo víctimas. El botín se limitó a algunas armas, municiones, víveres y camellos.
Aquel primer encuentro armado de escasa entidad fue el primer hecho de armas, de lo que sería tiempo más tarde el Ejército de Liberación Popular Saharaui. Esta fuerza, que llegó a aplicar el llamado concepto “pueblo en armas” con recursos humanos limitados, tuvo que hacer frente a la agresión de dos ejércitos, que contaban con apoyo financiero y logístico de las potencias occidentales. Tengamos en cuenta que las fuerzas saharauis debieron enfrentar enemigos diez veces superiores en número de efectivos.
El pasado 20 de mayo de 2014, se cumplieron 41 años de la primera acción armada en el marco de la lucha por la liberación del pueblo saharaui. Lucha que por cierto no ha terminado por la complicidad de las grandes potencias, que miran hacia otro lado ante la ilegalidad de la ocupación marroquí. Esperemos que algún día la Historia Militar tome nota de aquel lejano 20 de mayo de 1973, como fecha en que se forjaría una de una extraordinaria fuerza militar, el ELPS que contra todo pronóstico libró una guerra contra dos enemigos poderosos, llevando a cabo verdaderas hazañas, transformándose dicha fuerza en una verdadera leyenda.
* Abogado – Magíster en Defensa Nacional, profesor invitado Cátedra Libre de Estudios del Sahara Occidental.
Fuente: WSHRW